La eyaculación es un reflejo que aparece en la pubertad cuando las glándulas sexuales empiezan a producir secreciones gracias al estímulo de la testosterona. Durante la maduración sexual, cerca del 70% de adolescentes logra espontáneamente el control eyaculatorio; el 30% debe aprender.
Es equivocado pensar que la masturbación es mala; en realidad ocurre lo contrario. La masturbación expulsa las secreciones de las glándulas seminales y al vaciarlas, evita la congestión.
El varón que se masturba con normalidad, tiene mejor probabilidad de controlar su eyaculación.
Las investigaciones recomiendan eyacular al menos cuatro veces por semana.
La eyaculación precoz es una disfunción que se caracteriza por ocurrir siempre o casi siempre antes o en el minuto de penetración vaginal. Puede estar presente desde el inicio de la vida sexual (primaria) o tardíamente después de que ya hubo control (secundaria). Ocurre en el 40% de varones, pero consultan menos del 12%. (ISSM,2014)
No es cierto que la eyaculación precoz ocurra por un exceso de sensibilidad o excitación. El glande tiene mayor sensibilidad que el cuerpo del pene, pero un trastorno en la sensibilidad se expresaría con dolor e irritación. El reflejo no se controla ni se desata desde el glande. Es por eso que el uso de anestésicos o preservativos retardantes, no ha tenido éxito en su tratamiento. La evidencia científica ha mostrado que no hay cirugías que la curen. Respecto a los medicamentos, se ha reportado que el 90% de los pacientes los suspenden por su efectividad limitada.
El control de la eyaculación se ha logrado con la terapia de piso pélvico, dirigida por un fisioterapeuta especializado. Las investigaciones prueban que sólo esta terapia ha sido efectiva en el 64% de pacientes, tras 24 meses de seguimiento. Los científicos afirman que, si un varón ha logrado controlar el reflejo para la micción, también logrará controlar la eyaculación.
La eyaculación precoz es un síndrome que no se relaciona a la desconsideración o irrespeto a la pareja, como se cree frecuentemente. Una pareja colaboradora es imprescindible para disminuir el nivel de ansiedad. Sin importar la edad, debe hacerse una evaluación del semen para descartar infección o inflamación prostática pero también se hace indispensable el estudio de hormonas relacionadas con este trastorno.